La iniciación en el fútbol se produce de una manera casi natural, espontánea, y desde el juego. El niño no se acerca al fútbol como deporte o actividad física, sino como distracción y recreo. A partir de este momento de juego, el niño pasa, a ser un futbolista, forma parte de un equipo de fútbol. No existe selección alguna, todos los jugadores son válidos. Aquí comienza la formación de los equipos necesarios para cubrir la demanda de niños que quieren participar en este deporte. En el momento en el que el niño decide competir en una liga federada, inicia su andadura en el mercado futbolístico, se abre la fase de una posible captación o selección por parte de otros clubes.
La captación de talentos para la práctica deportiva, la necesidad de seleccionar, descubrir, identificar, detectar los posibles futbolistas en las edades tempranas, se ha vuelto más que nunca de suma importancia, debido al nivel que ha alcanzado nuestro deporte a nivel internacional. Los grandes clubes cuentan en su mayoría con equipos de categorías inferiores que, en teoría, deben forman la base de sus plantillas de futuro y de su economía sostenible. En este aspecto, el trabajo ideal de una entidad deportiva consistiría en un sistema integrado de evaluación y selección de estos jóvenes talentos, en este caso, en el ámbito del fútbol, resaltando lo importe que resulta una acertada elección y posterior formación de estos niños futbolistas.
La correcta utilización de los sistemas de selección puede traducirse en que una entidad deportiva determinada pueda acaparar los mejores talentos deportivos, llevándola a mejores resultados y a una óptima utilización de sus recursos, materiales, económicos, técnicos y también humanos. Debemos hacer hincapié en que, por lo general, el proceso de selección solo se realiza a partir de la evaluación de las aptitudes físicas, técnicas y antropométricas (peso, altura) sin incorporar información adicional de las actitudes (carácter y comportamiento) del deportista.
En la mayoría de los clubes hay un conjunto de personas, llamadas ojeadores, cuya misión consiste en ver partidos de las diferentes categorías e informar al club sobre jugadores que sobresalen, o pueden tener cualidades para jugar en categorías superiores. Tienen un instinto innato para descubrir niños con talento. Son capaces de ver aquellos pequeños detalles de calidad que pasan inadvertido para el resto de aficionados. Son, en definitiva, los descubridores de los jugadores del futuro. Por su puesto estos ojeadores deben estar al día con las necesidades del club, siendo necesario que su trabajo deba estar en estrecha relación con sus superiores, coordinadores y directores deportivos.
La amplitud de este departamento de ojeadores y las zonas a cubrir, dependerá de la potencialidad de la propia estructura del club, del presupuesto, del número de contactos en las diferentes zonas geográficas y, sobre todo, de su apuesta por un modelo de cantera. Sería absurdo crear un gran equipo de ojeadores de fútbol base y no utilizar los datos de los jugadores estudiados en sus categorías inferiores, aunque en ocasiones ocurre. En muchos casos, esa información de los ojeadores se recibe, en un porcentaje muy alto de las veces, de forma verbal -este jugador es muy bueno, da el nivel o no lo da-. Actualmente cada vez es más frecuente, sobre todo en clubes profesionales, la exigencia de informes sobre las capacidades del niño.
Los ojeadores, esos personajes anónimos del mundo del fútbol, cada fin de semana se dedican a ver jóvenes, buscando nuevos diamantes que pulir. Sus ojos son los encargados de decidir si un niño tiene suficientes cualidades futbolísticas para triunfar en un futuro. La primera impresión es muy importante, la que te permite extraer la mayoría de conclusiones. Si el ojeador va a ver un jugador por segunda vez, será importante que recuerde la impresión inicial para no confundirse.
Otras vías de captación, son las pruebas que se realizan en los clubes. Al finalizar la temporada, se convocan sesiones de entrenamiento y se organizan partidos amistosos, donde aquellos que lo soliciten realizarán dichas pruebas. A estos exámenes deportivos se acercan los niños, según las edades, de la mano de padres, entrenadores ojeadores o, incluso, representantes. En ellas, los niños podrán disfrutar de varios entrenamientos, en los que jugarán varios partidos, demostrando así sus cualidades deportivas y siendo observados por entrenadores del club interesado en sus servicios.
Para cualquier club interesado en hacer pruebas de captación, la calidad técnica de los candidatos debería ser uno de los requisitos más importantes, para luego transformarse en jugador profesional. Se debe considerar también el entorno social y familiar, con el fin de poder detectar su realidad, posibles fortalezas y debilidades en las que se pondrá un especial énfasis para el trabajo posterior, a través de un equipo multidisciplinario siguiendo un completo análisis del jugador. Este seguimiento de sus condiciones físicas, psicológicas, nutricionales y educacionales será un factor clave para el desarrollo del deportista.
Debemos tener mucho cuidado cuando pensemos en seleccionar niños en edades muy tempranas. Ocurren, con cierta frecuencia, casos donde los deportistas a quiénes auguramos destacadas habilidades, en edades posteriores, no se confirman. Y al contrario, y peor aún, sucede con los niños que presentan una capacidad inicial débil, no son elegidos, y más adelante, obtienen rendimientos notables, gracias a su trabajo, motivación, dedicación en los entrenamientos, así como su entorno familiar.
El cuerpo técnico en un club analiza el trabajo realizado en el primer equipo para destilarlo y trasladarlo al resto de equipos de la cantera y viceversa, acercándolo a su modelo de juego, en el caso que lo tengan. En cada etapa formativa, los conceptos se trabajan de forma didáctica para que, cuando un jugador se incorpore a un equipo de etapa superior, su adaptación sea inmediata y este esfuerzo dedicado a desarrollar sus virtudes no sea brusco.
Este trabajo de formación no exime a un club profesional mirar también su entorno y, si conviene, fichar nuevos talentos que ya tengan asimilados los conceptos exigidos. El rastreo del mercado infantil suele trabajarse buscando perfiles definidos: rendimiento inmediato, futuro y formativo. El seguimiento de estos futuros futbolistas se debe hacer presencialmente. La información recogida por los observadores, se queda en poder del club, que la centraliza, ordena y clasifica. Se buscan, sobre todo jugadores cerca del ámbito geográfico, jugadores para los equipos de la base que tengan talento para desarrollar.
Pero la tarea del fútbol formativo debe ir mucho más allá de la incorporación de futuros cracks. Es igualmente importante saber desarrollar este talento, el acompañamiento formativo del jugador y la capacidad de crear un entorno estable que se complemente con el familiar.
La identificación del talento, se vincula con el reconocimiento de las habilidades potenciales, que el sujeto poner de manifiesto en un determinado momento. Para lograr resultados satisfactorios en una detección previa de futuros deportistas, tratando siempre que estos sean los más capaces y que cuenten con las aptitudes necesarias para la práctica deportiva, debe existir una serie de medidas por las cuelas deben actuar los entrenadores para que los niños que integren en sus equipos sean los adecuados. Los entrenadores de futbol, eligen a las jóvenes promesas si cumplen alguno de los siguientes factores del rendimiento deportivo: carácter, agresividad, técnica elevada, inteligencia, mentalidad, educación o velocidad.
Quizás, lo más importante sea el factor técnico, seguido de los aspectos físicos, antropométricos y psicológicos. Sin embargo, cuando hacemos una comparación con la realidad, verificamos que en la mayoría de los clubes, en la selección de jugadores, dan una mayor importancia a los factores físicos y antropométricos en detrimento de los técnico-tácticos. En fútbol formativo debiéramos privilegiar los aspectos técnico-tácticos y el talento, mucho más complicados de construir, en detrimento de la robustez física, que con la edad podremos lograr.
Es necesaria una dedicación para un tema de tanta importante como la captación de talentos, ya que, se pueden cometer errores de selección que afecten el desempeño del grupo, el rendimiento colectivo del equipo y, sobre todo, el porvenir deportivo de un niño. Las personas responsables en la captación de jugadores no pueden tomar una decisión tan determinante en un solo día o dos, sino que debe ser con responsabilidad y asumiendo las consecuencias que puede traer consigo.
Al finalizar la temporada debemos preparar la siguiente, decidiendo dónde ubicar a cada uno de los jugadores que tenemos en cada grupo. Es el momento de completar los equipos, entre niños captados y seleccionados, junto a los que ya componen nuestras plantillas. Comienza aquí la organización de la estructura general de las canteras, la formación de los equipos de fútbol. Lo ideal, a nuestro parecer, sería mantener la norma de un máximo de 20 jugadores por plantilla, en fútbol 11, y de 13 jugadores en fútbol 8, con la intención de que todos los componentes del conjunto participen de los partidos en términos similares. Como es lógico, el número de incorporaciones mantiene una cierta progresión piramidal: tantos jugadores pasan a la siguiente categoría como llegan de la inferior.
Debemos reflexionar en la búsqueda de todas las formas posibles para encontrar el mejor desarrollo del futuro del deportista, proponiendo una estructura piramidal para la selección de jugadores igual a las etapas y categorías competitivas, por las cuales debe transitar el deportista a medida que aumenta su rendimiento hasta llegar a participar en el deporte de alto rendimiento. Aumentaremos progresivamente la exigencia y rendimiento a medida que avanzan las fases en cada una de las etapas. Esta forma de organizar el fútbol permite no sólo tener cada vez superiores niveles de entrenamiento para el joven sino también permite la formación continua de deportistas en todos los niveles que a su vez garantiza tener una inmensa cantidad de niños compitiendo para tan pocas plazas.
Los entrenadores procuraremos hablar con cada familia para enfocar de forma positiva los cambios de equipo al final de temporada, explicándoles que para ellos lo más importante es disfrutar jugando, seguir esforzándose para continuar mejorando en una nueva temporada. Lo más ingrato para cualquier responsable de una captación o selección de talentos es decir a jugadores y familiares que no van a tener posibilidades, que no van a tener opciones de jugar en nuestro equipo. La otra cara de la moneda es apostar por un jugador, acertar y que se convierta en un buen fichaje.
Luchamos con las ideas de los que piensan que pueden jugar en un nivel más alto del que le proponemos y la complicada tarea de decidir, con muchas opciones de equivocarnos, cómo repartir a los jugadores en los diferentes equipos, para conseguir un nivel aceptable en sus categorías. Es importantísima la colaboración paterna a la hora de confiar en las decisiones de los entrenadores en la confección de equipos. Tenemos una gran responsabilidad entrenadores y padres de trabajar en equipo para que esto suceda. Los padres pueden colaborar mucho si apoyan la decisión del entrenador convencido de que quiere lo mejor para su hijo.
Hagamos un llamamiento a captadores, seleccionadores y clubes para que intenten formar un esquema de los factores de rendimiento que pueda ser útil, con posibilidades de aplicarlos a largo plazo, tratando de lograr una selección y formación fundamentada sin improvisaciones, beneficiando de esta forma al joven futbolista en su futuro. No abusemos de la captación masiva que realizan algunos clubes, con la simple intención de aglutinar jugadores, sin utilizarlos posteriormente en equipos del nivel correspondiente, con un mezquino propósito, arrebatarle jugadores a sus rivales, destrozando ilusiones personales -al propio jugador- y grupales -al equipo de procedencia-.
El proceso de captación y selección de jóvenes futbolistas, merece una mayor reflexión y deberá ser reformulado y aplicado, con datos más sólidos y objetivos, reconocidos por la investigación, de forma que en el futuro se pueda reducir al mínimo los errores de la decisión, aumentando la precisión del pronóstico de los futuros deportistas.
Pedro Meseguer Díez (@pmeseguer).
Técnico Deportivo Grado Superior.
Entrenador Nacional de Fútbol.
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